Te recuerdo tendida en el lecho
respirando la lívido impregnada en el aire
extasiada de mi torrente de vida.
Tu cuerpo asemeja brasas vivas
que encienden mi alma sucumbida
reticente a una vida de felicidad
y trato de perderme entre tu ermita de miel
degustando el sabor de tu ser.
La piel quema,
el aroma enloquece,
el sabor llena.
Tu dulce néctar me empapa
tus erupciones de placer me enloquecen
de ti emana un terremoto de placer
veo a Dios
estoy en ti
somos uno sólo
solos tú y yo somos el mundo.
Paz
felicidad
placer
eso vivimos en esos momentos
cuando pudimos unir nuestros cuerpos
y desatar nuestras almas.
1 comentario:
Escribe más poemas y dejame existir a través de ellos, en el ser sin estar.
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