domingo, 26 de julio de 2009

Los primeros tres años.

Después de días de pensar en qué escribir para esta fecha, nada se me ocurría. Dos ciclos se han cumplido anteriormente y nada hubo al respecto. Así que, ¿por qué este tercer aniversario debe de ser más especial que los dos anteriores? No lo sé, quizá sea porque desde que concebí la idea de tomarme el tiempo de escribir en un blog, nunca había tenido un cambio tan radical como el que motivó mi incursión en el mundo de los blog’s en la Internet. Antes de esta Ruta de Escape, existió otro, uno llamado simplemente MMM (si mal no recuerdo). Fue el antecesor de esta atalaya en la cual desmembré mi imaginación y le fui dando formas tan absurdas, que fueron el modelo de unos escritos retorcidos o de entradas llenas de sentimientos, o mejor aún, entradas que me han fascinado y que puede que a más de uno también. Pero en un arrebato existencial decidí sacarlo del aire, porque me dañaba seguir pensando en el por qué, y sobre todo en el quién me inspiró, para su creación.

Así es como en 2006 nace Ruta de Escape, una vitrina virtual en la que expongo mis más profundos deseos, mis más enérgicos reclamos, mis más arteras acusaciones, pero sobre todo, todas las ganas y el placer que me provoca el escribir. Religión, política, Gobierno, ‘sentimientos del corazón’ y hasta poesía erótica [válgame el señor de Rancho de Villa] son temas recurrentes en este espacio. Criticado en algunos casos, felicitado en otros; toda opinión ha sido importante, y seguirá siéndolo en el futuro. De esta manera me retroalimento y aprendo.

Quizá sea especial este tercer aniversario, debido a que después de varios meses y por cosas de la casualidad, estoy en mi tierra de nuevo. Porque estoy en un tiempo de transición del cual depende el resto de mi vida. Porque dependiendo de mis decisiones actuales, podré definir mi lugar de residencia. Son muchas las razones por la cual decidí ‘festejar’ este tercer aniversario. Pero la principal es que estoy en Colima, con mis amigos, con la niña más hermosa del universo, en el lugar en el que el tiempo no vuela, en el que disfruto a plenitud del momento.

En estos tres años he aprendido muchas cosas; desde escribir mejor, hasta informarme antes de escribirlo. Poco a poco me he dado cuenta de algo muy importante y parte esencial de un blog: los lectores. Al inicio, cuando comencé, lo hice escribiendo para mí, para sentirme bien, para desahogarme. Era el ocaso del 2004. Noviembre 3. De madrugada. Lo recuerdo perfectamente. Una libreta vieja, que estaba al lado de mi cama fue la testigo inicial de mis andanzas por el mundo de las letras. Días después comenzó una etapa muy deseada, pero desconocida hasta ese momento para mí: escribir una novela. Después, me topé con un blog [no recuerdo bien cómo y cuándo fue] y decidí imprimirle un lado tecnológico a esas memorias que escribía al inicio. Todo fue evolucionando. Páginas y páginas escritas con el paso de los días, algunas de ellas con las cicatrices que provocaron las lagrimas derramadas en ellas, dieron paso a páginas y páginas electrónicas. Ahora que lo recuerdo, esas muchas páginas que fueron los escritos originales, quedaron en manos de quién me dio la fortaleza [o desdicha], pero me dio la pauta de tomar la iniciativa sobre todo, de escribir.

Ahora, a tres años de comenzar el camino en esta Ruta de Escape, y a casi 5 de escribir, todo ha mejorado creo yo. Me siento más seguro, más crítico, más yo. Así como “leer te hace vivir muchas vidas”, escribir me ha dado el “poder” de crear muchas vidas, en algunos casos. Es fascinante el meterse en la cabeza de alguien más y decirle qué hacer. Pero algo es seguro, no puedo dejar de leer y leer, es una de mis mayores pasiones. Y esa emoción que día a día aumenta al escribir, es lo que me ha llevado a mejorar esta Ruta de Escape.

En tres años, he tenido la oportunidad que me brinda el libre albedrio, de escribir lo que, tener el poder de expresarme libremente. Hace tres años, a pesar de de poder ser saboteado clandestinamente por la autoridad, tenía a la ley de mi lado. Ahora es diferente. En la clandestinidad que les brindó una alerta sanitaria [que para unos fue real y para otros fue inventada] crearon una ley que “empodera” a algunos sensores de la libertad de expresión y les da total libertad para censurar lo que el mexicano de a pie opine [una especie de impunidad legal] al aprobar una ley aberrante en contra de la sociedad y dan total libertad de pisotear a una o unas corporaciones plagadas de corrupción.

Hace tres años se inició una batalla bien intencionada pero pesimamente ejecutada, que tiene teñido de rojo a casi todo el país y a la cual no se le ve fin.

Tres años de estar luchando contra el peor enemigo que puede tener cualquier ser humano: uno mismo. Las incansables e infaltables noches de soledad, en un submundo imaginario que puede trasladarnos desde la euforia hasta la depresión en un microsegundo, pero que me ha dado grandes satisfacciones al escribir las mejores líneas que tengo.

Tres años en los cuales me sigo emocionando cuando publico algo nuevo.

Tres años de seguir huyendo por esta Ruta de Escape en la cual, un personaje me ha dado el poder de la clandestinidad personal y la oportunidad de ocultarme de mi mismo, evadiendo la realidad, para ser simplemente un lacayo más de mi propio sufrir y gozar.

Tres años de mantener vivo a un escritor frustrado, oculto tras tres letras que significaron todo en un tiempo, y que en este momento dan vida a un escudo emocional.

Tres años de continuo crecimiento y desarrollo de una pasión para mí: escribir.
Por esto, por lo otro, por lo que sea, tres años son los que he agradecido y continuaré agradeciendo el que sigan esta atalaya de desinformación.

Mientras tenga estas ganas de escribir, seguirán viendo este blog abierto, porque no sólo se construye con mis contribuciones, sino que día a día sus comentarios lo van enriqueciendo.

Vaya pues un agradecimiento fraternal a ti, que en este momento lees estas líneas.

¿Y qué si apenas van tres años?…. ¡Esperen los que faltan!

Vila de Álvarez, Colima. Domingo 26 de Julio de 2009
JMA/MMM

sábado, 11 de julio de 2009

...a la hora de la comida.

Camino entre una multitud de personas que se apresuran por seguir su camino a quién sabe Dios dónde. La acera, repleta de ambulantes, se reduce a un pequeño sendero bordeado por bolsas para dama, delantales, la pluma de moda, el libro más leído, las muñecas oaxaqueñas, los vestidos… todo pirata. Las limpias con ramas de pirul, los danzantes con iPod, los indigentes Levis, son parte de la ambientación para esta metrópoli, plagada de manifestaciones culturales. A lo lejos, en la plancha del Zócalo, se escucha por un altavoz a un manifestante, recriminando al “Presidente espurio” que deje de proteger al Cardenal violador; que televisa y tzazteca apendejan a la gente, entre otras cosas que se vuelven inaudibles. Los turistas, gringos, chinos, franceses, alemanes, en fin, de muchas nacionalidades, morfológicamente diferentes al mexicano, toman fotos a diestra y siniestra. Una de ellas brinca como chapulín en comal al probar la salsa a base de chile serrano que puso en su taco de canasta; sus amigos ríen. El tránsito, que se debe de lamentar haber sido colocado en una calle con tanta gente, alarga al máximo el levantamiento de la boleta de infracción en busca de su “varo”. El contraste de los edificios coloniales con las camionetas de lujo que esperan a algún funcionario o alguna persona importante fuera de Palacio Nacional y del edificio del Ayuntamiento. Una mega exposición que merma la grandeza de un Zócalo, que se mantiene inerte ante una Bandera ondeante, bonita, pero por pocos vista. Las personas tienen tanta prisa aquí, que no se detienen a admirar, tan sólo por un minuto, que viven en una de las ciudades más hermosas del mundo. Llego a mi destino. Entro. Unos caminan despavoridos por ser su hora de salida, otros por ser su hora de comida, pero todos corren. Todos viven de prisa. Recorro los últimos metros antes de llegar al lugar que me corresponde. Admiro el edificio, sus arcos, sus ventanales, y me sorprendo que esté en pié desde hace más de 400 años. Subo las escaleras que me llevan hasta la oficina donde está mi computadora. Me siento y respiro hondo. Mañana escribiré estas fotografías que han quedado en mi mente. Si no las recuerdo, sólo debo darme una vuelta por el Centro Histórico de la Ciudad de México, y sabré qué escribir.

domingo, 5 de julio de 2009

Tiempo de decidir.

Después de unas campañas larguísimas, desfachatadamente caras, llenas de injurias y verdades a medias, llegó la hora. Hoy se vota. En mi Estado, por Gobernador, diputados y alcaldes. Lamentablemente y por causas ajenas a mi no podré estar presente en estas elecciones, las cosas no van siempre como uno quiere, pero espero los colimenses decidan lo que mejor le convenga al Estado. Aunque con las opciones actuales poco se puede pedir.

A nivel nacional la cosa está cada vez peor. El narco está infiltrado hasta el tuétano de las campañas, o al menos eso es lo que se dice entre pasillos. Lo que es cierto, es que las personas que llegan a “representarnos” tienen un gran compromiso con la sociedad. Lamentablemente dudo que legisles o gobiernen en pro de quienes los eligieron.

Como siempre lo he dicho, tenemos los gobernantes que merecemos, porque no somos capaces de exigir que hagan las cosas bien. Dejamos que se sirvan con la cuchara grande por debajo de la mesa y sin pensar en el pueblo, a quien se deben.
Las cosas en política siempre se ven desde infinidad de aristas, pero mientras sigan como hasta ahora, con democracias patito, con electores conformistas, propuestas llenas de mentiras y un instituto electoral plagiado por los políticos el país seguirá en este bache social interminable.

Las urnas serán nuevamente espectadoras de una larga lista de atrocidades cometidas en ellas, y las únicas autorizadas para decir que fue lo que en realidad pasó. Esto antes de que sean violadas o peor aún robadas.

Decidan lo que mejor crean… Por algún partido político, por algún candidato, por su propio candidato, por la anulación, pero no se queden, por voluntad propia, sentados y esperando a ver qué sucede.

Buena suerte para todos y que sea lo mejor para el país.