Repentinamente tuve la misma
sensación de la noche anterior… traté de reaccionar, que ahora no me afectara,
pero fue imposible, la música ya había entrado en mis oídos… sufrí el gozo de
sentirme vivo y recé, lloré, reí, grité, callé, mentí, viví, todo, a un mismo
tiempo. Ese día fue el más desconcertante y feliz que haya tenido. Un instante
después, morí.
Suena la marcha, mí marcha fúnebre. Todos
lloran a mí alrededor. Que pena no poder decirles, “señoras y señores, ahora
soy feliz, ustedes vivan”.
2 comentarios:
siempre a tiempo tu pensamiento, te quiero en la distancia.
Hola bonita, que bueno que te agradó el post... y pues aquí sigo, escribiendo mientras la inspiración llegue...
Muchos besos tropicales desde este lado del país...
Abrazos apapachadores ;)
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