Los restos del gran amor que solíamos tener
se mantienen inertes.
Las ruinas en que ahora
mi alma se encuentra
claman, hondo
ser restauradas.
Olor de muerte
candor de hielo
son sensaciones extrañas
señales que me indican
que poco a poco
voy entrando al inicio del fin.
Rarezas, intrigas, promesas
todo esto se puede demostrar
en una sutil caricia llamada beso.
Antes de que un nuevo día llegue
tendré que satisfacer mi hambre
resanar las grietas
provocar impulsos yertos
y renovar los latidos de mi corazón.
Renacer en llanto
superar el olvido
provocar el delirio
y revivir en tu cuerpo
para eso, para eso escribo.
miércoles, 25 de octubre de 2006
domingo, 15 de octubre de 2006
El Costo Político.
En una gran pregunta que me he hecho desde hace más de un mes, me he podido dar cuenta lo que quiere decir esas palabritas a las que muchos gobernantes le temen como al mismísimo Lucifer, El Costo Político.
Si, después de tanto tiempo y negación a la negociación por parte del magisterio y de la ya archireconocida Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, A.P.P.O., ¿por qué la secretaría de gobernación no ha actuado? Para mí, la respuesta es demasiado clara. Y es la siguiente.
A partir del 1 de Diciembre de 2000, el Presidente de la República, el C. Vicente Fox Quezada, se cansó de excusarse por las promesas que no podría realizar. Se enfrasco en un jaloneo con la oposición, en ese memento los que estaban en una posición más radical, el PRD, y ese fue en gran medida, el rumbo que tomó su gobierno. Los escándalos, las influencias, su señora esposa y uno que otro secretario renegado fueron los caminos que tomó.
Pero desde cierto tiempo, no recuerdo bien la fecha, hasta ahora, se ha empeñado a que, para no entorpecer la entrega recepción de la Presidencia, no se harían más obras, o como dijo él, “ya bajamos la cortina”. En ese momento me pareció una reverenda pendejada esa frasecita tan, pues si, pendeja. Ahora me viene a caer el veinte del porque decir eso, que sigo pensando que es una pendejada, y no es otra cosa que el famoso costo político.
A muchos nos darían ganas de que este señor se fuera, como lo ha dicho hasta el cansancio, a su rancho (que no se entienda que a cagar), en Guanajuato. Sería perfecto que hiciera eso, para que no siga cometiendo cosas que no. Y es más, que se quede ahí recluido por el resto de sus días, con eso de que le encanta cuidar sus vacas y esas cosas, no se aburrirá. Pero, ¿quién le cree eso?
Ahora, la ciudad de Oaxaca, ¿tiene que seguir sufriendo este secuestro que padece por el miedo al costo político del C. Presidente?
Posiblemente soy poco conocedor de los logros magisteriales que se han obtenido desde siempre, a nivel nacional, por parte del sector magisterial de esta parte del país y más en directo, por parte del magisterio oaxaqueño. Pero hay un pequeño error, que en esta ocasión, cometieron y esto fue aliarse con la APPO. No se necesita ser un especialista, sociólogo, psicólogo, psiquiatra o algo así para darse cuenta de que esta asociación no es otra cosa que un grupo, muy radical, que pretende sembrar el miedo y “apoderarse”, de cierta manera, de las voluntades de los oaxaqueños. Que si los gobiernos anteriores les pagaban una cuota mensual para evitar desmanes y el actual Gobernado no lo hace, es uno de las tantas leyendas urbanas que se cuenta alrededor del movimiento. Lo que si es una verdad que nadie la puede negar es que ya nos tiene hartos esta situación en ese estado. Muchos se van a pregunta, ¿a este wey que le importa? Es sencillo. Es cierto que en este momento, en México, gozamos de plena libertad para manifestarnos y decir lo que se nos plazca con gran libertad. Pero que esto se utilice por intereses de unos pocos, por que la APPO no es ni siquiera toda la ciudad de Oaxaca, para seguir actuando con impunidad. Y ese es el punto donde yo, y entiéndase que yo, considero que el magisterio oaxaqueño se equivoco.
Todas las soluciones que se han tratado de realizar desde una tibia Secretaría de Gobernación, y con las declaraciones aun más tibias de Monseñ….digo, de Su Sant…perdón, del Secretario de Gobernación, son de dar pena ajena.
En estos momentos, la ciudad de Oaxaca, vive secuestrada por un grupo de personas que tienen intereses muy definidos por algunos. Oaxaca, después de las negociaciones que se han tratado de entablar y que no se han llevado a cabo en un buen plano porque la petición de la contraparte del gobierno es la salida inmediata del Gobernador del estado, tiene que ser llevada a ser un estado libre y que se garantice que las personas puedan regresar al centro de la ciudad sin miedo, que por las noches puedan circular por las calles sin miedo de ser baleadas.
En este sentido, yo soy partidario de que las fuerzas federales entren y pongan orden en ese estado. Esperemos que el Presidente, tenga el valor y sea lo suficientemente presidente para poner orden.
No queremos seguir siendo presas de El Costo político.
Si, después de tanto tiempo y negación a la negociación por parte del magisterio y de la ya archireconocida Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, A.P.P.O., ¿por qué la secretaría de gobernación no ha actuado? Para mí, la respuesta es demasiado clara. Y es la siguiente.
A partir del 1 de Diciembre de 2000, el Presidente de la República, el C. Vicente Fox Quezada, se cansó de excusarse por las promesas que no podría realizar. Se enfrasco en un jaloneo con la oposición, en ese memento los que estaban en una posición más radical, el PRD, y ese fue en gran medida, el rumbo que tomó su gobierno. Los escándalos, las influencias, su señora esposa y uno que otro secretario renegado fueron los caminos que tomó.
Pero desde cierto tiempo, no recuerdo bien la fecha, hasta ahora, se ha empeñado a que, para no entorpecer la entrega recepción de la Presidencia, no se harían más obras, o como dijo él, “ya bajamos la cortina”. En ese momento me pareció una reverenda pendejada esa frasecita tan, pues si, pendeja. Ahora me viene a caer el veinte del porque decir eso, que sigo pensando que es una pendejada, y no es otra cosa que el famoso costo político.
A muchos nos darían ganas de que este señor se fuera, como lo ha dicho hasta el cansancio, a su rancho (que no se entienda que a cagar), en Guanajuato. Sería perfecto que hiciera eso, para que no siga cometiendo cosas que no. Y es más, que se quede ahí recluido por el resto de sus días, con eso de que le encanta cuidar sus vacas y esas cosas, no se aburrirá. Pero, ¿quién le cree eso?
Ahora, la ciudad de Oaxaca, ¿tiene que seguir sufriendo este secuestro que padece por el miedo al costo político del C. Presidente?
Posiblemente soy poco conocedor de los logros magisteriales que se han obtenido desde siempre, a nivel nacional, por parte del sector magisterial de esta parte del país y más en directo, por parte del magisterio oaxaqueño. Pero hay un pequeño error, que en esta ocasión, cometieron y esto fue aliarse con la APPO. No se necesita ser un especialista, sociólogo, psicólogo, psiquiatra o algo así para darse cuenta de que esta asociación no es otra cosa que un grupo, muy radical, que pretende sembrar el miedo y “apoderarse”, de cierta manera, de las voluntades de los oaxaqueños. Que si los gobiernos anteriores les pagaban una cuota mensual para evitar desmanes y el actual Gobernado no lo hace, es uno de las tantas leyendas urbanas que se cuenta alrededor del movimiento. Lo que si es una verdad que nadie la puede negar es que ya nos tiene hartos esta situación en ese estado. Muchos se van a pregunta, ¿a este wey que le importa? Es sencillo. Es cierto que en este momento, en México, gozamos de plena libertad para manifestarnos y decir lo que se nos plazca con gran libertad. Pero que esto se utilice por intereses de unos pocos, por que la APPO no es ni siquiera toda la ciudad de Oaxaca, para seguir actuando con impunidad. Y ese es el punto donde yo, y entiéndase que yo, considero que el magisterio oaxaqueño se equivoco.
Todas las soluciones que se han tratado de realizar desde una tibia Secretaría de Gobernación, y con las declaraciones aun más tibias de Monseñ….digo, de Su Sant…perdón, del Secretario de Gobernación, son de dar pena ajena.
En estos momentos, la ciudad de Oaxaca, vive secuestrada por un grupo de personas que tienen intereses muy definidos por algunos. Oaxaca, después de las negociaciones que se han tratado de entablar y que no se han llevado a cabo en un buen plano porque la petición de la contraparte del gobierno es la salida inmediata del Gobernador del estado, tiene que ser llevada a ser un estado libre y que se garantice que las personas puedan regresar al centro de la ciudad sin miedo, que por las noches puedan circular por las calles sin miedo de ser baleadas.
En este sentido, yo soy partidario de que las fuerzas federales entren y pongan orden en ese estado. Esperemos que el Presidente, tenga el valor y sea lo suficientemente presidente para poner orden.
No queremos seguir siendo presas de El Costo político.
lunes, 9 de octubre de 2006
¿Cuándo comenzó a ser así?
Cuando lo recuerdo, o intento hacerlo, mi mente me remite muchos escenarios distintos. En casa de mi mejor amigo. No, fue en las fiestas patronales de un municipio vecino. ¿Alguna preposada de la secundaria? No hay un indicio exacto de cuando inició, pero la cuestión es que pasó y no ha podido parar. Soy sincero, no es algo que sea digno de festejarse, aunque siempre se busca un festejo para tener la pauta perfecta para hacerlo. Si analizamos mejor el asunto, nos damos cuenta que es una manera muy, pero muy lenta, de provocarnos la muerte. Digámoslo de esta manera, poco a poco nos iremos muriendo de lo que nos gusta. Claro que todos los días, se puede decir, vamos muriendo o al menos nos amos acercando a ella.
La perdida de un ser querido, como lo era mi mejor amigo, pudo ser el pretexto perfecto para erradicar de mí este, síndrome, si lo podemos llamar así. Paulatinamente estuve experimentando sensaciones de impotencia y eso estaba ligado directamente con la pérdida de mi casi hermano, como solíamos decirnos. Casi ocho años después de tan lamentable deceso, no mido los peligros que vivo al seguir con el comportamiento que tenía en aquellos tiempos. ¿Estaré preparado para otra muerte?
En estos últimos días han pasado algunas situaciones que me han llevado a recapacitar un poco acerca de seguir con esta actitud y está bastante claro, no hay otra manera de deshacerme de esto, sino con voluntad.
Como nos han enseñado durante muchos años, el alcohol es una de las drogas socialmente bien vistas. Es uno de los ingredientes casi necesarios para poder cerrar un negocio, un evento social importante, poner un poco de calor a una buena cena en pareja, incluso sirve como un desahogo cuando nos encontramos tristes. Pero son pocos lo que se ponen a analizar que, solo suceden estas situaciones, cuando se toma con moderación. Tiene que pasar, muchas veces, cosas drásticas para darnos cuenta. Nunca, hasta el día de hoy, lo había analizado. Me da gusto darme cuenta de ello sin que tenga que lamentar alguna desgracia, a pesar de que el dolor de cabeza es muy fuerte.
Ahora me pregunto, ¿cuándo comenzó a ser así?, a pesar de que no dependo todavía de él, pero no quiero terminar atado a una sombra que está detrás de mí siempre: el alcoholismo.
No me considero, todavía, un enfermo, pero no quiero llegar a serlo. Es muy relajante tomarse con los amigos, la novia o incluso estando con la compañía de un libro, una copa, dos o hasta tres, cuando sabes cuando es el momento de detenerte. Pero cuando se rebasa esa frontera que nos indica lo bueno de lo malo, es pertinente reconocerlo.
La perdida de un ser querido, como lo era mi mejor amigo, pudo ser el pretexto perfecto para erradicar de mí este, síndrome, si lo podemos llamar así. Paulatinamente estuve experimentando sensaciones de impotencia y eso estaba ligado directamente con la pérdida de mi casi hermano, como solíamos decirnos. Casi ocho años después de tan lamentable deceso, no mido los peligros que vivo al seguir con el comportamiento que tenía en aquellos tiempos. ¿Estaré preparado para otra muerte?
En estos últimos días han pasado algunas situaciones que me han llevado a recapacitar un poco acerca de seguir con esta actitud y está bastante claro, no hay otra manera de deshacerme de esto, sino con voluntad.
Como nos han enseñado durante muchos años, el alcohol es una de las drogas socialmente bien vistas. Es uno de los ingredientes casi necesarios para poder cerrar un negocio, un evento social importante, poner un poco de calor a una buena cena en pareja, incluso sirve como un desahogo cuando nos encontramos tristes. Pero son pocos lo que se ponen a analizar que, solo suceden estas situaciones, cuando se toma con moderación. Tiene que pasar, muchas veces, cosas drásticas para darnos cuenta. Nunca, hasta el día de hoy, lo había analizado. Me da gusto darme cuenta de ello sin que tenga que lamentar alguna desgracia, a pesar de que el dolor de cabeza es muy fuerte.
Ahora me pregunto, ¿cuándo comenzó a ser así?, a pesar de que no dependo todavía de él, pero no quiero terminar atado a una sombra que está detrás de mí siempre: el alcoholismo.
No me considero, todavía, un enfermo, pero no quiero llegar a serlo. Es muy relajante tomarse con los amigos, la novia o incluso estando con la compañía de un libro, una copa, dos o hasta tres, cuando sabes cuando es el momento de detenerte. Pero cuando se rebasa esa frontera que nos indica lo bueno de lo malo, es pertinente reconocerlo.
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