En una gran pregunta que me he hecho desde hace más de un mes, me he podido dar cuenta lo que quiere decir esas palabritas a las que muchos gobernantes le temen como al mismísimo Lucifer, El Costo Político.
Si, después de tanto tiempo y negación a la negociación por parte del magisterio y de la ya archireconocida Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, A.P.P.O., ¿por qué la secretaría de gobernación no ha actuado? Para mí, la respuesta es demasiado clara. Y es la siguiente.
A partir del 1 de Diciembre de 2000, el Presidente de la República, el C. Vicente Fox Quezada, se cansó de excusarse por las promesas que no podría realizar. Se enfrasco en un jaloneo con la oposición, en ese memento los que estaban en una posición más radical, el PRD, y ese fue en gran medida, el rumbo que tomó su gobierno. Los escándalos, las influencias, su señora esposa y uno que otro secretario renegado fueron los caminos que tomó.
Pero desde cierto tiempo, no recuerdo bien la fecha, hasta ahora, se ha empeñado a que, para no entorpecer la entrega recepción de la Presidencia, no se harían más obras, o como dijo él, “ya bajamos la cortina”. En ese momento me pareció una reverenda pendejada esa frasecita tan, pues si, pendeja. Ahora me viene a caer el veinte del porque decir eso, que sigo pensando que es una pendejada, y no es otra cosa que el famoso costo político.
A muchos nos darían ganas de que este señor se fuera, como lo ha dicho hasta el cansancio, a su rancho (que no se entienda que a cagar), en Guanajuato. Sería perfecto que hiciera eso, para que no siga cometiendo cosas que no. Y es más, que se quede ahí recluido por el resto de sus días, con eso de que le encanta cuidar sus vacas y esas cosas, no se aburrirá. Pero, ¿quién le cree eso?
Ahora, la ciudad de Oaxaca, ¿tiene que seguir sufriendo este secuestro que padece por el miedo al costo político del C. Presidente?
Posiblemente soy poco conocedor de los logros magisteriales que se han obtenido desde siempre, a nivel nacional, por parte del sector magisterial de esta parte del país y más en directo, por parte del magisterio oaxaqueño. Pero hay un pequeño error, que en esta ocasión, cometieron y esto fue aliarse con la APPO. No se necesita ser un especialista, sociólogo, psicólogo, psiquiatra o algo así para darse cuenta de que esta asociación no es otra cosa que un grupo, muy radical, que pretende sembrar el miedo y “apoderarse”, de cierta manera, de las voluntades de los oaxaqueños. Que si los gobiernos anteriores les pagaban una cuota mensual para evitar desmanes y el actual Gobernado no lo hace, es uno de las tantas leyendas urbanas que se cuenta alrededor del movimiento. Lo que si es una verdad que nadie la puede negar es que ya nos tiene hartos esta situación en ese estado. Muchos se van a pregunta, ¿a este wey que le importa? Es sencillo. Es cierto que en este momento, en México, gozamos de plena libertad para manifestarnos y decir lo que se nos plazca con gran libertad. Pero que esto se utilice por intereses de unos pocos, por que la APPO no es ni siquiera toda la ciudad de Oaxaca, para seguir actuando con impunidad. Y ese es el punto donde yo, y entiéndase que yo, considero que el magisterio oaxaqueño se equivoco.
Todas las soluciones que se han tratado de realizar desde una tibia Secretaría de Gobernación, y con las declaraciones aun más tibias de Monseñ….digo, de Su Sant…perdón, del Secretario de Gobernación, son de dar pena ajena.
En estos momentos, la ciudad de Oaxaca, vive secuestrada por un grupo de personas que tienen intereses muy definidos por algunos. Oaxaca, después de las negociaciones que se han tratado de entablar y que no se han llevado a cabo en un buen plano porque la petición de la contraparte del gobierno es la salida inmediata del Gobernador del estado, tiene que ser llevada a ser un estado libre y que se garantice que las personas puedan regresar al centro de la ciudad sin miedo, que por las noches puedan circular por las calles sin miedo de ser baleadas.
En este sentido, yo soy partidario de que las fuerzas federales entren y pongan orden en ese estado. Esperemos que el Presidente, tenga el valor y sea lo suficientemente presidente para poner orden.
No queremos seguir siendo presas de El Costo político.
Si, después de tanto tiempo y negación a la negociación por parte del magisterio y de la ya archireconocida Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, A.P.P.O., ¿por qué la secretaría de gobernación no ha actuado? Para mí, la respuesta es demasiado clara. Y es la siguiente.
A partir del 1 de Diciembre de 2000, el Presidente de la República, el C. Vicente Fox Quezada, se cansó de excusarse por las promesas que no podría realizar. Se enfrasco en un jaloneo con la oposición, en ese memento los que estaban en una posición más radical, el PRD, y ese fue en gran medida, el rumbo que tomó su gobierno. Los escándalos, las influencias, su señora esposa y uno que otro secretario renegado fueron los caminos que tomó.
Pero desde cierto tiempo, no recuerdo bien la fecha, hasta ahora, se ha empeñado a que, para no entorpecer la entrega recepción de la Presidencia, no se harían más obras, o como dijo él, “ya bajamos la cortina”. En ese momento me pareció una reverenda pendejada esa frasecita tan, pues si, pendeja. Ahora me viene a caer el veinte del porque decir eso, que sigo pensando que es una pendejada, y no es otra cosa que el famoso costo político.
A muchos nos darían ganas de que este señor se fuera, como lo ha dicho hasta el cansancio, a su rancho (que no se entienda que a cagar), en Guanajuato. Sería perfecto que hiciera eso, para que no siga cometiendo cosas que no. Y es más, que se quede ahí recluido por el resto de sus días, con eso de que le encanta cuidar sus vacas y esas cosas, no se aburrirá. Pero, ¿quién le cree eso?
Ahora, la ciudad de Oaxaca, ¿tiene que seguir sufriendo este secuestro que padece por el miedo al costo político del C. Presidente?
Posiblemente soy poco conocedor de los logros magisteriales que se han obtenido desde siempre, a nivel nacional, por parte del sector magisterial de esta parte del país y más en directo, por parte del magisterio oaxaqueño. Pero hay un pequeño error, que en esta ocasión, cometieron y esto fue aliarse con la APPO. No se necesita ser un especialista, sociólogo, psicólogo, psiquiatra o algo así para darse cuenta de que esta asociación no es otra cosa que un grupo, muy radical, que pretende sembrar el miedo y “apoderarse”, de cierta manera, de las voluntades de los oaxaqueños. Que si los gobiernos anteriores les pagaban una cuota mensual para evitar desmanes y el actual Gobernado no lo hace, es uno de las tantas leyendas urbanas que se cuenta alrededor del movimiento. Lo que si es una verdad que nadie la puede negar es que ya nos tiene hartos esta situación en ese estado. Muchos se van a pregunta, ¿a este wey que le importa? Es sencillo. Es cierto que en este momento, en México, gozamos de plena libertad para manifestarnos y decir lo que se nos plazca con gran libertad. Pero que esto se utilice por intereses de unos pocos, por que la APPO no es ni siquiera toda la ciudad de Oaxaca, para seguir actuando con impunidad. Y ese es el punto donde yo, y entiéndase que yo, considero que el magisterio oaxaqueño se equivoco.
Todas las soluciones que se han tratado de realizar desde una tibia Secretaría de Gobernación, y con las declaraciones aun más tibias de Monseñ….digo, de Su Sant…perdón, del Secretario de Gobernación, son de dar pena ajena.
En estos momentos, la ciudad de Oaxaca, vive secuestrada por un grupo de personas que tienen intereses muy definidos por algunos. Oaxaca, después de las negociaciones que se han tratado de entablar y que no se han llevado a cabo en un buen plano porque la petición de la contraparte del gobierno es la salida inmediata del Gobernador del estado, tiene que ser llevada a ser un estado libre y que se garantice que las personas puedan regresar al centro de la ciudad sin miedo, que por las noches puedan circular por las calles sin miedo de ser baleadas.
En este sentido, yo soy partidario de que las fuerzas federales entren y pongan orden en ese estado. Esperemos que el Presidente, tenga el valor y sea lo suficientemente presidente para poner orden.
No queremos seguir siendo presas de El Costo político.
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