lunes, 8 de enero de 2007

2007… Tratemos de cambiar…


En este nuevo año que ya está corriendo, hay propósitos que todos nos hacemos: bajar de peso, hacer ejercicio, levantarse tempranito y no se cuantas pendejadas más que nos fijamos como metas. (Ojo, estoy generalizando, así que si alguien se siente aludid@, ya sabrá porque) Pues bien. ¿Alguien, por muy ególatra y optimista que sea, se ha propuesto como meta el bien de los demás? Y no me refiero al bien que les pueda suceder. No. Me refiero al bien que nosotros les podemos hacer, al menos, a nuestros vecinos. Si en este momento estás pensando, claro pinche cabrón, yo cada inicio de año me propongo hacerle el bien a todo el mundo, que bueno, eres envidiable. Pero, ¿cuántos, de los que lo piensan, se quedan en: el año que entra ‘ora si lo cumplo? Muchos.

No soy pastor de almas descarriadas. No soy el puritano mamón que les va a recriminar el por qué actúan así. Simplemente quiero saber, ¿por qué carajos a muchos puede valerles madre lo que a su alrededor pase con sus congeneres? Y en esa pinche lista me tengo que incluir varias veces en el año. Porque en algunas ocasiones si que me vale madres el resto del mundo he de ser sincero.

Y ahora me imagino la cara de varios de los que en este momento están leyendo esto. Su cara de what? Su cara de ¿y a este wey qué chingados le importa si pienso o no en el prójimo? Pues mucho. Ya saben que de que me pongo a meditar las cosas que he hecho y las que no he hecho en mi prangana vida me gusta llevarme de viaje a todos. Digo, es más confortante cagarla acompañado que solo. Digamos que da menos pena.

Pues bueno. El tratar de ayudar el prójimo no tiene otro objetivo sino ayudarnos a nosotros mismos. Esa es mi teoría, claro. Si poco a poco, vamos concientizando el tratar bien a nuestros vecinos, conocidos, amigos (que se supone que los tratamos bien), y estos a su vez lo hacen con sus propios, amigos, vecinos, conocidos y así sucesivamente, la cadena será benéfica para todos.
El que crea que estoy medio loco porque piensa que es imposible que en uno o dos años podamos cambiar la manera de actuar del resto del planeta y que lo que les digo radica en lo pendejo, pues permítanme decirles que no. No es tan pendeja la idea. Tampoco estoy diciendo que el mundo va a cambiar radicalmente. Que comenzará a girar más o menos lento el planeta quesque azul (que ya está más ennegrecido que la chingada). No. Pero nuestro entorno puede ser mejor. La convivencia diaria sería mejor. Y si este es uno de los legados que les podemos dejar a nuestros hijos, quizás ellos si podrán ver los frutos de nuestro esfuerzo. (Claro. En el entendido que no seamos impotentes o que consigamos pareja con quien reproducirnos).

Dirán algunos de ustedes. Este wey nomás escribió esto porque ya pasó mucho tiempo desde su último artículo. (Mmmm, algo hay de eso, pero bueno). Pero me gustaría que al menos intentáramos hacerlo. Nada perdemos y podemos ganar muchísimo. El que quiera hacerlo, me da gusto. Y el que no, pues que chi….. Upsss Así no era. El que no quiera seguir esta sugerencia, que crea que es perder el tiempo, espero, en un futuro no muy lejano, pueda ver todo lo que se puede lograr con solo, ser amables con nuestros allegados. Feliz Año para todos los que se toman la molestia de leer este espacio.

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