Día a día la vida va dando más y más sorpresas. La calidad humana va degradándose a límites insospechados. Las economías emergentes sufren las secuelas de esa encarniza guerra por ser potencias económicas y militares de las llamadas grandes potencias. La avaricia ha sumido a muchas naciones que aspiraban a tener más, en simples bastiones de la rapiña. Las guerras, muchas veces causadas por problemas monetarios, son el vivo reflejo de que la dignidad humana no interesa, sólo se necesita más dinero y ya.
Lideres reticentes a la apertura de grandes verdugos por simple orgullo comunista [herederos de una Revolución mal llevada] merman aún más la vida diaria de sus representados. Lideres serviles a un mandatario que sólo quieren quedar bien para no perder ayuda económica y de esta manera poder posicionarse en un mejor lugar para cuando su mandato al frente de su nación termine. Represores de la libertad encausados por su propia codicia que modifican Constituciones para quedarse en el poder perpetuamente. Estos son sólo ejemplos de por qué las ‘grandes potencias’ siguen pisoteando la dignidad de miles de personas. Porque el capricho de unos pocos, son la desdicha de miles que viven en países subdesarrollados o en vías de desarrollo.
Pero quizá todo el problema sea más sencillo de resolver de lo que creemos, sólo falta voluntad. Hace unos días comentaba con una persona sobre el tema de la pena de muerte propuesto por el Partido Verde Ecologista; comentaba mi punto de vista acerca de que esto es inviable por el hecho de no tener una impartición de justicia, de que jueces corruptos o inútiles pueden llevar al ‘patíbulo’ a personas inocentes, que esto debe de tener un ámbito más interno, en el cual cada persona debe de cambiar y hacer cambiar para poder tener un sistema que funcione. Ella atinadamente me hizo la misma pregunta que algunas personas, que han comentado el tema conmigo me han hecho, “¿qué es lo que está bien o mal?” [en lo particular esa es una de las preguntas que más me molestan]. Creo que está por demás decir que mientras respetemos a nuestros semejantes, todo irá bien, de la manera correcta y de esa manera, cuando alguien comete un delito podrá ser enjuiciado sin problema de corruptelas. Pero en muchas ocasiones las respuestas que obtengo son muy similares: “eso no sucederá, no se puede, es imposible, es una utopía”. Me comentaba que para qué sirve cambiar si los demás no lo hacen, porque es imposible cambiar a las personas. En fin, me dijo su punto de vista por el cual no podríamos cambiar a los demás y por esas razones estaba por demás que ella cambiara. Si seguimos resignándonos a que el destino nos alcance y nos lleve por su turbulenta corriente, un destino lleno de injusticias, pues poco podremos hacer. Pero, creo yo, que si ponemos un poquito de voluntad, y tratamos de hacer las cosas respetando a los demás, y aparte de eso, podemos inculcar en alguna otra persona nuestro cambio, pues esa cadena seguirá y quizá no lleguemos a verlo, pero este mundo podrá cambiar.
Ahora bien, si no nos respetamos internamente en un país, ¿crees acaso que los líderes de los demás países lo harán?
La base es el RESPETO.
¿Acaso no es eso sencillo?
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