... de repente, el semáforo cambió a luz roja. Ella detuvo la marcha del auto. Intercambiaron miradas nerviosas. El silencio reinaba. Él se recargo un poco sobre su brazo izquierdo, invitando a un contacto más cercano. Ella, de un sólo impulso lo tomo tiernamente del cuello y lo besó. Minutos antes unían sus manos. Ahora sus vidas.
Las madrugadas lluviosas siempre son buenas para ser menos coherente y más libre... Me liberan de esa magnificente cordura que ata al loco que noche a noche entre sueños me grita que lo deje salir de su encierro inmortal.
2 comentarios:
Que buena es la frase con la cierras este pequeño texto.. Excelente!! Que chido que estes dejando salir todo esto..
Un saludo man.
Cuidese
"menos coherente y más libre"...
No todos estamos tan dispuestos a liberarlo. Que bueno que tu si.
Saludos.
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