Pues si, llegó el 20 de Noviembre. Todavía me resulta fantástico que algunas personas vean el calendario y le pongan a sus hijos como dice ahí. ¿Les gustaría un novio llamado Anivdelarev? Jajajajajaja, estaría fantástico. Pero lo que hoy voy a tocar en este post no es relacionado ni con los onomásticos o ideales postrevolucionarios.
Los mexicanos desde hace mucho tiempo celebramos un desfile cívico-militar de carácter deportivo [que en esta ocasión no hubo participación militar] para conmemorar la “gesta heroica” de 1910. Y creo que la mayoría de los que vivimos en este estado participamos en ese desfile en nuestros tiempos de la primaria. En lo particular me encantaba desfilar ese día, en primera porque me daban la oportunidad de sentirme “orgulloso” de tener un país libre [eso nos enseñaban] y en segunda, porque era la oportunidad de demostrar que si era deportista. Lo que siempre me molestó de desfilar fueron las personas que se bajaban de la banqueta con el pretexto de ver qué contingente seguía y nunca volvían a subirse, estorbando el paso de las tablas rítmicas.
Hoy, después de varios años de no hacerlo, salí a ver pasar el desfile y gran decepción, la gente sigue haciendo lo mismo, se baja de la banqueta y ya nunca vuelve a subirse. A pesar de que hay “autoridades” metidas en la logística del evento, me dio profunda extrañeza que sólo se limitaran a pedirles que regresaran a sus lugares sin hacer lo posible por que cumplieran dicha petición. Tenían como súper agentes del orden en una valla completamente desorganizada a unos chavos del CeBTis. 157, quienes claro, tenían cualquier intensión menos la de impedir que los observadores se bajaran de las banquetas.
Rostros de niños emocionados al ver los contingentes llenos de entusiasmo, porque de ritmo no, y de ver carros alegóricos representando pasajes de esa Revolución de los libros de texto. Los papás corren en estampida para no perder detalle de cómo su hij@ se va deshidratando como tampoco pierden momento alguno para tomarle una foto. Los cuates gandallas que no pierden la oportunidad de gritar tantas leperadas a sus camaradas que fueron obligados a desfilar. Las chavas en los contingentes sintiéndose las vaqueritas de Dallas. Fiesta nacional a fin de cuentas. Como dije al principio, no entraré en detalles sobre este festejo.
Años pasan y la Revolución seguirá siendo pretexto de alegorías superfluas y desfiles deslucidos. Pero, los niños deben de ir con tenis blanco nuevo [de preferencia] para que este festejo siempre sea un buen pretexto para ganarse un premio por las tablas rítmicas.
Como nota, no recuerdo la escuela a la que pertenecía un contingente que visieron a sus alumnos de adelitas y guerrilleros, pero me sorprendió la pancarta que llevaba una de las niñas: Viva la Revolución ?
Se queda aquí mi gran duda, ¿se referían a que nunca hubo revolución tal o a que no sabían que demonios se conmemora?