miércoles, 28 de noviembre de 2007

De Platón, un amor y lo que le sigue...

Un día de estos, platicando con una amiga me comentaba de su amor platónico; era un artista de cine de esos bien galanes. Y ya entrado en materia me puse a pensar acerca de los amores platónicos. Según lo que se, es un amor idealizado, el cual tiene tintes de admiración y no tanto el contacto que se manifiesta en el amor carnal. Regularmente se escucha que este amor lo tenemos todos y nadie se salva de padecerlo; todos admiramos a alguien de la farándula o las artes y de ahí sacamos a esas parejas idealizadas. Cuando me puse a recordar quién de las “luminarias” [y no las del alumbrado público] era la que provocaba en mi ese sentimiento, me quedé pasmado al darme cuenta de que no había belleza tal, con la cual me pensaba.

Creo que es en poco irreal, y sobre todo, irracional pensarse con un artista de cine o de los “actores” de las moconovelas e imaginarse caminando por las calles siendo la envidia de todos los de tu cuadra. Creo que a pesar de hablar de un amor platónico, es más “creíble” pensarse con la vecina que espiabas mientras se cambiaba, o con el primo de tu mejor amiga que sólo veías en el verano y a los cuales nunca les dirigiste la palabra. Creo que a fuerza de ser veraz, es más interesante pensarse con la persona que ves en la calle, a la que puedes tocar, aún cuando sepas que no podrás estar con ella.

Yo por lo pronto me imagino, platónicamente, con alguien a quién en verdad puedo tocar, con quien puedo platicar, pero con la que nunca podré estar.

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