jueves, 1 de noviembre de 2007

De día de muertos y algo más...

Es un placer ver en muchos lugares los altares y ofrendas a los muertos difuntos. Verdaderamente el ingenio del mexicano al mezclar tradiciones prehispanicas con creencias cristianas hacen ver la riqueza del mestizaje. En alguna ocasión, gracias a que una prima se animó a hacerlo, pusimos un altar en mi casa y el resultado fue estupendo. Simplemente, por el hecho de ponerlo [ya que sólo algunos miembros de la familia acudieron a verlo], fue una experiencia muy chida.

Para muchos esta tradición pueden ser una simple expresión más, pero creo que es una que marca al mexicano de raíces, al mexicano que se identifica, si no con sus ancestros prehispanicos, si con su pasado temprano producto de una colonización y que no por eso deja de ser hermosa. ¿Qué si no es parte del México verdadero y que son simples adopciones españolas? Pues si. Pero la grandeza de las civilizaciones es en gran medida por la mezcla de conocimientos y de cultura. El probar el pan de muerto tan rico [debo de confesar que de niño era tanto mi repulsión a ese tipo de pan, que juraba que olia a podrido], hasta disfrutar de unas calaveras de buena rima que en todos lados escuchamos y que una que otra quisiéramos se volvieran realidad, son parte de esta tradición tan chida [con respecto a esto último, pueden leer una muy buena en el Blog de Alma dedicada a los bloggers].

Pero, las tradiciones ya ahora se han mezclado de una manera alarmante con el Halloween gringo, ese del “dulce o truco” venido a más por la mercadotecnia que bien les ha salido a los gabachos. Nada que ver ese Halloween, con las tradiciones druidas de donde proviene y que era un día para ahuyentar a los espíritus, que escapaban de su plano espiritual al terminar el otoño para venir a jalarle las patas a estos cuates, usando cráneos humanos para este fin. La mercadotecnia gringa ha sobrepasado fronteras [como casi todo por el efecto globalizador] y se ha mezclado con la navidad del “niñito” dios, lo cual podemos observar en tiendas departamentales al ver a una brujota horrorosa y a la calaca agringada, junto a los arbolitos de “navida” y los “santaclos”.

Por el momento sólo espero que no me llegue la huesuda pronto a causa de lo que escribo y me de chance de seguir haciendolo otro ratote. Por lo demás, cada quién es dueño de adoptar o desechar tal o cual tradición, para eso no tengo objeción alguna.

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