Después del vergonzoso hecho de violentar la autonomía de una de las instituciones que aún tiene credibilidad en el país como lo es el Instituto Federal Electoral, al haber decidido que se cometió fraude electoral y canjear a los consejeros de dicho instituto como si fueran frijoles en lotería, los” empleadetes” [y se merecen que se les llame de esa manera] llamados diputados, “truenan” la designación de los tres primero consejeros por “falta de consenso”.
Los intereses políticos es lo único que está en juego en esas reuniones, pues mientras a los panistas y priistas les parece mala la idea de poner al aún ministro de la corte Genaro Góngora Pimentel por la cercanía que tuene este con López Obrador, los perredistas no les parece la idea de poner a Mauricio Merino, por su relación con el actual dirigente panista Germán Martínez.
¿Y los ciudadanos?
México ha sufrido, durante su vida de nación “independiente”, el yugo de tiranos que sólo buscaban su beneficio personal. En la actualidad, no hay mucha diferencia. Los diputados son esos tiranos de antaño, que se benefician a su antojo de un país cada vez más fregado. No seamos simples espectadores de la ruina del país, actuemos para evitarla. Que esos personoides no sean los que se encarguen de nuestra exterminación. Exijamos. Es nuestro derecho.
Por lo pronto, los señores sacarán la decisión hasta el mes de febrero, porque deben de pensar muy bien todo. Se irán a sus casas a disfrutar de sus aguinaldos con los que se olvidarán que hay un país fracturado a causa de sus estupideces.
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