Retomando el análisis que me he estado haciendo acerca de la situación de país y que les comparto, quiero ahondar en uno en específico: la inseguridad.
Todos, sin excepción, conocemos a alguien a quien ha tenido algún problema con la delincuencia. Ya sea con un simple ladón o presa del crimen organizado. Todos conocemos a alguna persona cercana que ha sufrido a causa de este cáncer que, en los últimos años, ha mermado el desarrollo de México. Eso es bastante deprimente.
Mientras a las autoridades de los tres niveles se les llena la boca al alabar sus programas de prevención del delito, dichas acciones no resuelven el problema. Pero, vamos analizando un poquito de fondo este problema para así poder opinar sobre estas operaciones.
En la mayoría de los casos, la delincuencia inicia desde la infancia. Los menores que nos son bien encausados, que crecen en un ambiente hostil, con una imagen de autoridad equivocada, son, creo yo, propensos a delinquir, en cualquiera de sus manifestaciones, en una edad media-adulta. Y en la gran mayoría, tenemos que aceptarlo, estas personas vienen de un nivel socioeconómico bajo. En una sociedad está todo ligado. Pero en las sociedades capitalistas, como en la nuestra, se dan estas situaciones con más regularidad.
Pues entonces, no podemos abordar un análisis, que para algunos puede ser precario o fuera de todo contexto, sin tomar en cuenta las dos premisas de las cuales se desprende este fenómeno. La economía y la educación. Si en estos dos rubros no se atienden las grandes necesidades, nunca podremos hablar de un país seguro. Estoy de acuerdo que algunos delinquen por puro interés. Porque les gusta el dinero. Pero hay que entender que les gusta el dinero por el hecho de que no lo tienen. Si no lo tuvieran y tuvieran una buena educación no se la pasarían buscándolo fácilmente. Viéndolo desde el otro punto, hay personas que tienen el dinero suficiente para que sus hijos acudan a las mejores escuelas y sin embargo se dedican a actividades ilícitas, pues la educación no fue la mejor. Recordemos que la educación no se aprende en las escuelas, sino en la familia. Pareciera que estamos en un laberinto que no tiene salida. Pero es más sencillo que eso. Los gobernantes lo saben. Pero, ¿qué no es más rentable el tener a un pueblo sumido en la ignorancia? Acaso, ¿no es mejor que sus gobernados crean que se están realizando acciones sobrehumanas para erradicar tantos males mientras ellos se la pasan viviendo a costillas de todos nosotros?
Supongamos algo. Y lo recalco, sólo supongamos. Si el gobierno pone un mayor énfasis en que el pueblo, la clase media, media baja y baja, tengan un sistema educativo por encima de la media nacional, que en verdad lo tengan; que los sistemas oligárquicos sean perfectamente planteados a estos niveles sociales; que los sistemas políticos y económicos puedan ser entendidos por y al cien por ciento de esta población marginada; ¿podríamos hablar de un país en el subdesarrollo? Creo que no.
Aquí tenemos un problema que no es de 1 o 4 o 12 años atrás. Tenemos un problema viciado derivado de un régimen totalitario que sufrió el país durante casi 70 años. A pesar de que se sabe de este problema de fondo, pocos de los gobernantes actuales han hecho algo para resolver este gran cáncer que está a punto de ganar esta batalla frente a la salud pública del país.
Estarán pensando, este cuate está medio loco, quiere resolver un problema tan crítico con palabras. No lo se, quizás así lo crean. Pero necesitamos, primero, tomar conciencia de qué es lo que nos pasa a cada uno. Qué es lo que pensamos. Qué es lo que vamos a hacer. Sólo así pondremos en marcha las estrategias necesarias para que el engranaje de la maquinaria nacional comience a funcionar. No podemos quedarnos callados ante situaciones tan alarmantes. Ya no debemos de soportar operativos, que en algunas ocasiones violan los derechos fundamentales de los mexicanos, que no dan resultados.
Propongo que me corrijan. Estoy abierto a la crítica. Al menos así estoy seguro de que esto que escribo no queda como basura en la red. De verdad, espero sus comentarios, mentadas o de perdida preguntas de que películas hay en el cine el día de hoy. Así sabré que mi propósito está hecho. Expresémonos. Hagamos de este país nuestro hogar. Nuestro verdadero y seguro hogar.
Todos, sin excepción, conocemos a alguien a quien ha tenido algún problema con la delincuencia. Ya sea con un simple ladón o presa del crimen organizado. Todos conocemos a alguna persona cercana que ha sufrido a causa de este cáncer que, en los últimos años, ha mermado el desarrollo de México. Eso es bastante deprimente.
Mientras a las autoridades de los tres niveles se les llena la boca al alabar sus programas de prevención del delito, dichas acciones no resuelven el problema. Pero, vamos analizando un poquito de fondo este problema para así poder opinar sobre estas operaciones.
En la mayoría de los casos, la delincuencia inicia desde la infancia. Los menores que nos son bien encausados, que crecen en un ambiente hostil, con una imagen de autoridad equivocada, son, creo yo, propensos a delinquir, en cualquiera de sus manifestaciones, en una edad media-adulta. Y en la gran mayoría, tenemos que aceptarlo, estas personas vienen de un nivel socioeconómico bajo. En una sociedad está todo ligado. Pero en las sociedades capitalistas, como en la nuestra, se dan estas situaciones con más regularidad.
Pues entonces, no podemos abordar un análisis, que para algunos puede ser precario o fuera de todo contexto, sin tomar en cuenta las dos premisas de las cuales se desprende este fenómeno. La economía y la educación. Si en estos dos rubros no se atienden las grandes necesidades, nunca podremos hablar de un país seguro. Estoy de acuerdo que algunos delinquen por puro interés. Porque les gusta el dinero. Pero hay que entender que les gusta el dinero por el hecho de que no lo tienen. Si no lo tuvieran y tuvieran una buena educación no se la pasarían buscándolo fácilmente. Viéndolo desde el otro punto, hay personas que tienen el dinero suficiente para que sus hijos acudan a las mejores escuelas y sin embargo se dedican a actividades ilícitas, pues la educación no fue la mejor. Recordemos que la educación no se aprende en las escuelas, sino en la familia. Pareciera que estamos en un laberinto que no tiene salida. Pero es más sencillo que eso. Los gobernantes lo saben. Pero, ¿qué no es más rentable el tener a un pueblo sumido en la ignorancia? Acaso, ¿no es mejor que sus gobernados crean que se están realizando acciones sobrehumanas para erradicar tantos males mientras ellos se la pasan viviendo a costillas de todos nosotros?
Supongamos algo. Y lo recalco, sólo supongamos. Si el gobierno pone un mayor énfasis en que el pueblo, la clase media, media baja y baja, tengan un sistema educativo por encima de la media nacional, que en verdad lo tengan; que los sistemas oligárquicos sean perfectamente planteados a estos niveles sociales; que los sistemas políticos y económicos puedan ser entendidos por y al cien por ciento de esta población marginada; ¿podríamos hablar de un país en el subdesarrollo? Creo que no.
Aquí tenemos un problema que no es de 1 o 4 o 12 años atrás. Tenemos un problema viciado derivado de un régimen totalitario que sufrió el país durante casi 70 años. A pesar de que se sabe de este problema de fondo, pocos de los gobernantes actuales han hecho algo para resolver este gran cáncer que está a punto de ganar esta batalla frente a la salud pública del país.
Estarán pensando, este cuate está medio loco, quiere resolver un problema tan crítico con palabras. No lo se, quizás así lo crean. Pero necesitamos, primero, tomar conciencia de qué es lo que nos pasa a cada uno. Qué es lo que pensamos. Qué es lo que vamos a hacer. Sólo así pondremos en marcha las estrategias necesarias para que el engranaje de la maquinaria nacional comience a funcionar. No podemos quedarnos callados ante situaciones tan alarmantes. Ya no debemos de soportar operativos, que en algunas ocasiones violan los derechos fundamentales de los mexicanos, que no dan resultados.
Propongo que me corrijan. Estoy abierto a la crítica. Al menos así estoy seguro de que esto que escribo no queda como basura en la red. De verdad, espero sus comentarios, mentadas o de perdida preguntas de que películas hay en el cine el día de hoy. Así sabré que mi propósito está hecho. Expresémonos. Hagamos de este país nuestro hogar. Nuestro verdadero y seguro hogar.
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