martes, 31 de julio de 2007

Luchemos por un mejor país

Siguiendo con el tema de la problemática nacional, el gobierno actual quiere comenzar a resolver todos esos malos manejos que se vienen acarreando desde hace muchos años, fallas en las políticas de educación, salud, economía, pobreza, en fin, tantos y tantos males que aquejan actualmente a México.
Se planea reformar la hacienda pública con cambios que aun no se esclarece bien a bien en que beneficiaran a la población. Es claro que esas acciones deben de quedar en manos de quienes en verdad saben del asunto y que en todo caso a nosotros, los simples mortales que sabemos poco o algunos nada sabemos de economía, nos expliquen con manzanitas en que nos va a beneficiar estas acciones y de que manera pueden afectarnos. Porque no vayan a salir con la jalada de que sólo cosas buenas puede traer esa reforma hacendaria. Los mexicanos no somos tontos. Que tengamos mala memoria es diferente, pero tontos no somos y menos cuando gobiernos anteriores se han empeñado en fregar a sus propios representados. De cierta manera estamos acostumbrados al paternalismo que tanto mal hace y que no pasa de simples limosnas para quienes menos tienen, que con frecuencia son los que menos saben, y se la pasan vanagloriándose de dichas acciones. Nos pueden decir que males son los que pueden causar esta reforma, porque eso de que se lo digan a los diputados y senadores para que ellos nos lo avisen o vean por nuestro bienestar pues en nada nos beneficia. Deben de ser rectos al decirnos los pros y contras de las reformas y así nosotros saber que nos espera en caso de que los levantadedos [que ahora ya se les debe de llamar aprietabotones] aprueben estas propuestas.
Otro de los grandes retos con que cuenta esta administración, y se han estado haciendo acciones ya, es la ecología. Si, ese detallito que se convierte en problemón por toda la bola de marranos que habitamos este territorio. Y no me salgan con que no lo son o con echarle la culpa al vecino, porque en este problema, TODOS tenemos cola que nos pisen. La Presidencia de la República ha iniciado campañas para la reforestación de bosques que han sido presa de los miserables dinereros de los talamontes. Se han preocupado porque este tema de la deforestación se acabe. Pero, espero que las autoridades encargadas de dar seguimiento a dichas acciones hagan su chamba y se pongan a trabajar y no sólo se quede en la ceremonia de inauguración como tantos programas más. Hay que darle seguimiento al crecimiento de estos árboles.
La seguridad ya saben que tal va. Promesas y más promesas. De poco han servido los logros en el combate a la delincuencia organizada porque la corrupción sigue haciendo de las suyas. Delincuentes van y vienen de los reclusorios. Salen los peces gordos y los que purgan penas menores por robo u otros delitos de un grado de peligrosidad muy bajo están bajo la mira de un sistema penitenciario corrupto, deficiente, vergonzante y sobre todo sustentado por leyes que de poco sirven para la readaptación social de los ahí recluidos. Hay que poner en el debate nacional este tema. No es justo que la sociedad tenga que pagar por estos delincuentes de poca peligrosidad para que entren en esas escuelas de delincuencia. No es válido que mientras ellos son “mantenidos” [marco lo de mantenidos porque es bien sabido que en la cárcel hasta el respirar cuesta] por el dinero de los contribuyentes, ellos sólo estén perfeccionando o en el peor de los casos aprendiendo las últimas técnicas para delinquir.
Señores de la política. Hay que trabajar en estos temas. Son de vital importancia y ellos no se dan cuenta. Para ellos puede darles grandes problemas no recibir sus jugosas quincenas. Eso si que sería un tema de importancia casi de seguridad nacional.
Como lo dije antes. Basta. Ya no aguanta más este precario país. O lo ponemos a trabajar correctamente o nos lleva el carajo a todos. Les pido nuevamente su ayuda para comenzar con esta campaña de exigencias a la autoridad, al senador, al diputado federal, al diputado local, al presidente municipal, al presidente de la república y los secretarios de estados. En fin, a todos los servidores públicos. Pero la exigencia debemos de hacerla una vez que hayamos cambiado primero nuestra manera de actuar, de pensar. De poco va a servir que exijamos si nosotros podemos convertirnos en los próximos corruptos. Vamos a trabajar por nosotros mismo, que de esa manera podremos hacerlo por los demás, por nuest5ros hijos.
Si alguno de los que se toma la molestia de leer a este humilde servidor se pregunta, por qué es tan pesimista, pues les contestaré que en ocasiones el verle el lado negativo a la vida, nos hace disfrutar más las cosas buenas que, créanme, si las hay.

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