Y vuelve la APPO. Si, la ahora ya famosa Asociación Popular de los Pueblos de Oaxaca conjuntamente con la sección 22 del SNTE, aunque ellos lo nieguen, hicieron de las suyas, de las que están acostumbrados, y pusieron en riesgo la vida de muchas personas en la capital de aquel estado. Nuevamente es por el auditorio Guelaguetza por lo que se prendieron los ánimos.
La policía tiene un cerco de seguridad desde hace algunos días en las inmediaciones de dicho auditorio para evitar que, nuevamente. Sea tomado como lo hicieron el año pasado por lo cual se impidió la realización de los dos lunes del cerro, con lo cual se vieron afectados muchos ciudadanos.
Recapitulemos. El año pasado, el magisterio oaxaqueño realizaba un plantón en demanda de mayores apoyos para la educación en el estado así como de la rezonificación de las plazas laborales para que los sueldos fueran mejores. Hasta este punto todo estaba en perfecto orden. Todo mexicano tiene derecho de manifestación. Pero dentro de este marco de protestas, salió a la luz pública nacional la APPO en apoyo a los maestros. Esto fue lo que rompió cualquier dialogo que pudo haber entre gobierno y magisterio. El sitio de la ciudad de Oaxaca estaba hecho. Sitio que duró seis meses aproximadamente y que fue incluso campo de batalla entre las fuerzas federales de apoyo de la policía federal preventiva y militantes de la organización reaccionaria y el magisterio y que dejó muertos presuntos desaparecidos y violaciones de mujeres por parte de agentes policiacos. Todo eso ya lo tenemos perfectamente repasado durante todo un año que duraron los noticieros haciéndolo saber.
Hace un año, después de los tan lamentables hechos que se suscitaron en el fallido desalojo por parte de la policía estatal de los manifestantes que se encontraban en el plantón, las protestas posteriores y los muertos, la festividad más conocida del sureste del país, la Guelaguetza, fue boicoteada por parte de la APPO. La economía del estado se vio mermada por esta acción. Muchos turistas salieron del estado y con esto se afectó la festividad. La pregunta es, ¿Quiénes, en realidad, fueron los qué resintieron más esta situación? No fue el gobierno del estado ni el gobierno municipal. Fueron las familias que se dedican a la realización de tan colorida y hermosa tradición.
El día lunes 16 de Julio, apenas hace dos días, nuevamente la cuidad capital del estado fue escenario de nuevas manifestaciones de violencia entre policías, militantes de la APPO y de maestros de la sección 22. Nuevamente la Guelaguetza está en riesgo. Y nuevamente las familias que con dificultades se dedican a organizar el evento serán las principales afectadas por estos hechos. Fue denigrante darnos cuenta de que entre el alboroto no se sabía quienes eran los policías y quienes los manifestantes. Ambos bandos peleaban con tal desorganización que de no portar su uniforme los “guardianes del orden”, parecería una batalla campal entre pandillas.
En resumen. ¿Es justo para los artesanos, bailarines, organizadores, aguantar los problemas que tiene la APPO con el gobierno? ¿Es justo que ellos pierdan dinero y esfuerzo después de meses de trabajo? ¿Es justo que el gobierno se quede cruzado de brazos y a lo mucho mande a su policía pesimamente capacitada para que se genere la violencia? No lo creo. Es un pésimo ejemplo para todos. La cultura sale perdiendo y con ella cientos de personas que no la deben. Se deben de poner las pilas ante tales hechos. No es justo que por el capricho de unos cuantos se pueda perder una tradición.
La policía tiene un cerco de seguridad desde hace algunos días en las inmediaciones de dicho auditorio para evitar que, nuevamente. Sea tomado como lo hicieron el año pasado por lo cual se impidió la realización de los dos lunes del cerro, con lo cual se vieron afectados muchos ciudadanos.
Recapitulemos. El año pasado, el magisterio oaxaqueño realizaba un plantón en demanda de mayores apoyos para la educación en el estado así como de la rezonificación de las plazas laborales para que los sueldos fueran mejores. Hasta este punto todo estaba en perfecto orden. Todo mexicano tiene derecho de manifestación. Pero dentro de este marco de protestas, salió a la luz pública nacional la APPO en apoyo a los maestros. Esto fue lo que rompió cualquier dialogo que pudo haber entre gobierno y magisterio. El sitio de la ciudad de Oaxaca estaba hecho. Sitio que duró seis meses aproximadamente y que fue incluso campo de batalla entre las fuerzas federales de apoyo de la policía federal preventiva y militantes de la organización reaccionaria y el magisterio y que dejó muertos presuntos desaparecidos y violaciones de mujeres por parte de agentes policiacos. Todo eso ya lo tenemos perfectamente repasado durante todo un año que duraron los noticieros haciéndolo saber.
Hace un año, después de los tan lamentables hechos que se suscitaron en el fallido desalojo por parte de la policía estatal de los manifestantes que se encontraban en el plantón, las protestas posteriores y los muertos, la festividad más conocida del sureste del país, la Guelaguetza, fue boicoteada por parte de la APPO. La economía del estado se vio mermada por esta acción. Muchos turistas salieron del estado y con esto se afectó la festividad. La pregunta es, ¿Quiénes, en realidad, fueron los qué resintieron más esta situación? No fue el gobierno del estado ni el gobierno municipal. Fueron las familias que se dedican a la realización de tan colorida y hermosa tradición.
El día lunes 16 de Julio, apenas hace dos días, nuevamente la cuidad capital del estado fue escenario de nuevas manifestaciones de violencia entre policías, militantes de la APPO y de maestros de la sección 22. Nuevamente la Guelaguetza está en riesgo. Y nuevamente las familias que con dificultades se dedican a organizar el evento serán las principales afectadas por estos hechos. Fue denigrante darnos cuenta de que entre el alboroto no se sabía quienes eran los policías y quienes los manifestantes. Ambos bandos peleaban con tal desorganización que de no portar su uniforme los “guardianes del orden”, parecería una batalla campal entre pandillas.
En resumen. ¿Es justo para los artesanos, bailarines, organizadores, aguantar los problemas que tiene la APPO con el gobierno? ¿Es justo que ellos pierdan dinero y esfuerzo después de meses de trabajo? ¿Es justo que el gobierno se quede cruzado de brazos y a lo mucho mande a su policía pesimamente capacitada para que se genere la violencia? No lo creo. Es un pésimo ejemplo para todos. La cultura sale perdiendo y con ella cientos de personas que no la deben. Se deben de poner las pilas ante tales hechos. No es justo que por el capricho de unos cuantos se pueda perder una tradición.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario