En pleno siglo XXI nos seguimos asombrando de la esclavitud que todavía existe en diferentes partes del planeta. Son países subdesarrollados, que no tienen un nivel educativo adecuado. Esta declaración puede ser una de las tantas que hacemos los habitantes de países tan desarrollados como el nuestro. Es ridículo que en México pase eso, ¿verdad? Jajajajajajaja, ustedes perdones esta risa fingida. Es denigrante saber que en este país también existen tantos casos de degradación humana tan crueles como la esclavitud.
Es tan comprensible aceptar los reclamos que hacemos al vecino país del norte en los casos de abusos contra inmigrantes. ¿Cuántas veces hemos mentado madres a policías de la patrulla fronteriza por las golpizas que les han propinado no sólo a mexicanos sino también a centro y suramericanos? ¿Da coraje? ¡Claro que da coraje! Pero debemos, como comenté el día de ayer, comenzar a cambiar nosotros para poder reclamar algo que no nos parece. ¿Por qué les digo esto? Respuesta: volteemos a la frontera sur del país. Ahora saben a que me refiero.
¿Hasta cuándo va a terminar la corrupción en los cuerpos policiacos de México? Ese es el pan de todos los días y que está en las autoridades deshacerse de ese problema [otro más]. ¿Cuántos migrantes sufren las extorciones, violaciones, vejaciones por parte de agentes de seguridad en la frontera de Guatemala con México? Diario se dan estos casos. Diario. Las autoridades lo saben y lo que es peor, saben perfectamente quiénes son los corruptos que cometen estas fechorías, pero es más fácil entrarle al juego que corregir el problema. Insisto, da asco.
Los pinches gringos seguirán apaleando a los migrantes que entren a su territorio. Eso es algo evidente. Pero, ¿hasta cuándo seguirá pasando en nuestro país? No podemos quejarnos de que nos haces algo cuando nosotros hacemos exactamente lo mismo [en algunas ocasiones el generalizar daña a personas que no tienen vela en el entierro, pero este problema nos involucra a todos]. Vamos haciendo un pequeño esfuerzo y demostremos que nuestro país está en vías de desarrollo, pero no sólo en el discurso, sino con las acciones que hagamos.
También existe el problema de las vejaciones que infligimos a nuestros propios compatriotas. De eso poco se habla. Pero en la siguiente entrega les hablare de un caso, que por su naturaleza, es muy ligero comparado con el de las deplorables condiciones a las que se exponen personas de “clase” indígena por el sólo hecho de haber nacido más mexicanas que muchos de nosotros.
Es tan comprensible aceptar los reclamos que hacemos al vecino país del norte en los casos de abusos contra inmigrantes. ¿Cuántas veces hemos mentado madres a policías de la patrulla fronteriza por las golpizas que les han propinado no sólo a mexicanos sino también a centro y suramericanos? ¿Da coraje? ¡Claro que da coraje! Pero debemos, como comenté el día de ayer, comenzar a cambiar nosotros para poder reclamar algo que no nos parece. ¿Por qué les digo esto? Respuesta: volteemos a la frontera sur del país. Ahora saben a que me refiero.
¿Hasta cuándo va a terminar la corrupción en los cuerpos policiacos de México? Ese es el pan de todos los días y que está en las autoridades deshacerse de ese problema [otro más]. ¿Cuántos migrantes sufren las extorciones, violaciones, vejaciones por parte de agentes de seguridad en la frontera de Guatemala con México? Diario se dan estos casos. Diario. Las autoridades lo saben y lo que es peor, saben perfectamente quiénes son los corruptos que cometen estas fechorías, pero es más fácil entrarle al juego que corregir el problema. Insisto, da asco.
Los pinches gringos seguirán apaleando a los migrantes que entren a su territorio. Eso es algo evidente. Pero, ¿hasta cuándo seguirá pasando en nuestro país? No podemos quejarnos de que nos haces algo cuando nosotros hacemos exactamente lo mismo [en algunas ocasiones el generalizar daña a personas que no tienen vela en el entierro, pero este problema nos involucra a todos]. Vamos haciendo un pequeño esfuerzo y demostremos que nuestro país está en vías de desarrollo, pero no sólo en el discurso, sino con las acciones que hagamos.
También existe el problema de las vejaciones que infligimos a nuestros propios compatriotas. De eso poco se habla. Pero en la siguiente entrega les hablare de un caso, que por su naturaleza, es muy ligero comparado con el de las deplorables condiciones a las que se exponen personas de “clase” indígena por el sólo hecho de haber nacido más mexicanas que muchos de nosotros.
1 comentario:
El problema de la violación a los derechos humanos esta en todos lados. No muy lejos de nuestra propia casa lo podemos encontrar. Y coincido contigo, debemos primero cmabiar nosotros para poder ser concientes de las problemas que suceden fuera de nuestro circulo vital.
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